Marta pasea por El Muro

Abre tus ojos verdes, Marta, que quiero oír el mar.

                                                                          José Hierro

 

Dichosos los ojos que te ven, Marta.

Lacrimógenos, cristalinos,

pegan voraces bocados de sal

que erosionan la barandilla en la que te apoyas.

Si te inclinas, podrás contemplar la furia de su iris marino

que acomete, con cada mirada, un zarpazo de agua

que revuelve tu pelo y suscita en tus entrañas de caracola

una pregunta,

una suerte de duda.

 

Cuando quieras aliviarla, ya será tarde:

el tiempo habrá escarchado tu corazón de conchas.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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